La travesía fue tranquila, como era de esperar. Nos levantamos temprano para ver cómo amanecía y al poco ya entrábamos a puerto.
Tantos días esperando que lleguen las vacaciones, tantos preparativos para que todo vaya bien y aprovechar el tiempo de la mejor manera y, cuando llega el momento, el ritmo del tiempo se altera y el paso de los días se precipita , aunque nuestra actividad ralentiza su ritmo. Y cuando quieres darte cuenta hemos llegado al ecuador y falta tanto para marchar como llevamos desde que hemos llegado. Siempre ha sido así y así lo aceptaremos para disfrutar hasta el final del oasis de paz y relajación que representan estos días en nuestra vidas urbanitas.
Menorca es una isla que cada cual debe descubrir según sus preferencias. Nosotros los estamos haciendo a la manera que permite la convivencia en un mismo grupo de tres generaciones distintas. No es fácil, aunque sí posible. Esto es un paraíso natural menos alterado por la mano del hombre que otros sitios, de manera que aún es posible encontrar lugares apartados donde disfrutar durante horas de su calma y de un paisaje sin igual.
Menorca también es historia y vestigios de esa historia.